Montblanc, conocida originalmente por sus plumas estilográficas de lujo, se expandió hacia la relojería en 1997, estableciéndose como un actor importante en el mundo de la relojería suiza. La división de relojes de la empresa opera desde dos ubicaciones en Suiza: Le Locle, centrada en las técnicas de fabricación modernas, y Villeret, sede de la histórica manufactura Minerva, que Montblanc adquirió en 2006. Esta adquisición permitió a Montblanc combinar la innovación contemporánea con la artesanía tradicional, produciendo colecciones excepcionales como TimeWalker, Star Legacy y Heritage.
Conocidos por sus sofisticadas complicaciones y su fino diseño, los relojes Montblanc simbolizan la dedicación de la marca a la precisión, el arte y su continua evolución como proveedor de artículos de lujo.